Gigantes Tecnológicos y Centros de Datos: Amenaza Hídrica Global

Los gigantes tecnológicos Amazon, Microsoft y Google están expandiendo rápidamente sus centros de datos a nivel mundial, una tendencia que suscita preocupación por la escasez de agua, especialmente porque estas instalaciones requieren grandes cantidades de agua para la refrigeración y se ubican cada vez más en algunas de las regiones más secas del mundo. Una nueva investigación de SourceMaterial y The Guardian revela el impacto potencial en comunidades que ya luchan con recursos hídricos limitados.

Las principales empresas tecnológicas, como Amazon, Microsoft y Google, están expandiendo significativamente su infraestructura de centros de datos a nivel mundial, con un número sustancial de estas instalaciones ubicadas o planeadas en regiones que ya experimentan escasez de agua. Esta expansión, impulsada por la creciente demanda de computación en la nube e inteligencia artificial, plantea serias preocupaciones sobre el impacto ambiental y social en las comunidades con estrés hídrico. SourceMaterial y la investigación de The Guardian destacan esta tendencia, revelando que estos gigantes tecnológicos están planeando cientos de nuevos centros de datos en todo el mundo, lo que podría exacerbar los desafíos hídricos existentes.

El problema central radica en el importante consumo de agua de los centros de datos, principalmente para enfriar las vastas redes de servidores. El análisis de SourceMaterial identificó 38 centros de datos activos propiedad de las tres principales empresas tecnológicas en áreas que enfrentan escasez de agua, con 24 adicionales en desarrollo. Esta concentración de instalaciones que consumen mucha agua en regiones secas no es coincidencia. Lorena Jaume-Palasí, fundadora de la Ethical Tech Society, señala que los centros de datos a menudo se construyen en el interior para minimizar la humedad y el riesgo de corrosión del metal, mientras que el agua de mar, aunque abundante, también causa corrosión si se utiliza para el enfriamiento. Esta preferencia de ubicación contribuye directamente a la presión sobre los recursos de agua dulce ya limitados en estas áreas.

La escala de esta expansión es sustancial. La compilación de SourceMaterial de 632 centros de datos activos o en desarrollo propiedad de Amazon, Microsoft y Google indica un aumento planificado del 78% en su huella global de centros de datos. Si bien el alto consumo de agua es menos problemático en áreas ricas en agua, los datos revelan una preocupante tendencia a construir en regiones con estrés hídrico. En 2023, Microsoft informó que el 42% de su agua provenía de “áreas con estrés hídrico”, y Google declaró que el 15% de su consumo de agua se encontraba en áreas con “alta escasez de agua”. Amazon no reveló una cifra específica, lo que dificulta una evaluación completa de su impacto.

Ejemplos concretos ilustran el impacto potencial. En la región de Aragón, en el norte de España, los tres nuevos centros de datos propuestos por Amazon tienen licencia para usar un estimado de 755.720 metros cúbicos de agua anualmente. Esta cantidad es aproximadamente equivalente al agua necesaria para irrigar 233 hectáreas (576 acres) de maíz, un cultivo importante en la región. Aaron Wemhoff, especialista en eficiencia energética de la Universidad de Villanova, señala que el uso real de agua probablemente será aún mayor, ya que esta cifra no tiene en cuenta el agua utilizada para generar la electricidad que alimenta estas instalaciones. Además, Amazon ha solicitado un aumento del 48% en el consumo de agua en sus tres centros de datos existentes en la misma región, citando la necesidad de hacer frente al aumento de las temperaturas y las olas de calor debido al cambio climático, una situación paradójica en la que la crisis climática requiere más agua para las instalaciones que contribuyen a la demanda de energía, lo que también puede afectar los recursos hídricos.

Esta creciente demanda está generando una importante oposición de las comunidades locales y los grupos de defensa. Aurora Gómez, del grupo de campaña Tu Nube Seca Mi Río (“Tu nube seca mi río”), critica el consumo de agua y energía de Amazon, pidiendo una moratoria sobre los nuevos centros de datos en España debido a la escasez de agua. España es particularmente vulnerable, con el 75% del país ya en riesgo de desertificación. Chechu Sánchez, un agricultor del norte de Aragón, expresa su preocupación de que los centros de datos agoten el agua que necesita para sus cultivos, destacando la competencia directa por los recursos. Lorena Jaume-Palasí advierte que la combinación de la crisis climática y la expansión de los centros de datos está “llevando a España al borde del colapso ecológico”. A pesar de estas preocupaciones, un portavoz del gobierno aragonés defendió la decisión de aprobar más centros de datos, afirmando que su impacto en los recursos hídricos de la región es “imperceptible”.

En respuesta a las críticas, las empresas tecnológicas están promoviendo objetivos “positivos para el agua”, con el objetivo de compensar su consumo de agua proporcionando agua a las comunidades y ecosistemas en otros lugares. Amazon, por ejemplo, afirma estar compensando el 41% de su uso de agua en áreas que considera insostenibles y tiene como objetivo ser “positivo para el agua” para 2030. Microsoft y Google tienen promesas similares. Sin embargo, este enfoque es recibido con escepticismo. Nathan Wangusi, ex gerente de sostenibilidad del agua en Amazon, planteó preocupaciones éticas sobre esta estrategia internamente, argumentando que “no es ético” desde una perspectiva de sostenibilidad pura. Aaron Wemhoff explica que la compensación de agua es fundamentalmente diferente de la compensación de carbono porque el agua es un recurso localizado. Mejorar el acceso al agua en un área no compensa la pérdida de acceso en otra. Wangusi sugiere que las empresas deberían perseguir proyectos de accesibilidad al agua porque son lo “correcto”, no como un medio para compensar su propio consumo y hacer afirmaciones de ser “positivos para el agua”. Críticos como Aurora Gómez ven iniciativas como el uso de IA por parte de Amazon para ayudar a los agricultores a usar el agua de manera más eficiente como una “estrategia deliberada de ofuscación” que distrae de sus crecientes demandas de agua.

El problema no se limita a España. En Estados Unidos, el país con el mayor número de centros de datos, Google es particularmente activo en la construcción en áreas secas. Los datos de SourceMaterial muestran que Google tiene siete centros de datos activos en partes de Estados Unidos con escasez de agua y está construyendo seis más. Mesa, Arizona, un centro de datos de rápido crecimiento, ejemplifica este desafío. Jenn Duff, miembro del consejo de Mesa, enfatiza la necesidad de ser “muy, muy protectores con el crecimiento de los grandes usuarios de agua”. Meta abrió recientemente un centro de datos de mil millones de dólares en Mesa, y Google está desarrollando dos más. El condado circundante de Maricopa, donde Microsoft también tiene dos centros de datos activos, se enfrenta a una “sequía extrema”, lo que lleva a la revocación de los permisos de construcción para algunas casas nuevas debido a la falta de agua subterránea. A pesar de esto, los planes de Google para un segundo centro de datos en Mesa continúan, y su primer centro tiene un permiso para usar 5,5 millones de metros cúbicos de agua anualmente, equivalente al consumo de aproximadamente 23.000 habitantes de Arizona. Kathryn Sorensen, profesora de la Universidad Estatal de Arizona y ex directora del departamento de agua de Mesa, cuestiona si los beneficios económicos de los centros de datos, como los ingresos fiscales y los empleos, superan el importante uso de agua, instando a los consejos municipales a considerar cuidadosamente estas compensaciones. Google ha declarado que no utilizará la cantidad total de agua en su permiso de Mesa, planeando utilizar sistemas de refrigeración por aire, que describen como una estrategia de “refrigeración consciente del clima”.

La futura expansión de la infraestructura de centros de datos, particularmente impulsada por la creciente demanda de IA, se ve impulsada aún más por iniciativas como “Project Stargate”, anunciada por Donald Trump. Esta empresa conjunta de 500.000 millones de dólares tiene como objetivo financiar centros de datos en todo Estados Unidos, comenzando en Texas. Si bien la administración Trump se ha comprometido a acelerar los proyectos de energía para alimentar estas instalaciones, no se ha mencionado abordar sus importantes requisitos de agua. El potencial de un mayor consumo de agua se destaca por el hecho de que los modelos de IA requieren una potencia de cálculo sustancial, lo que a su vez exige una refrigeración significativa. Si bien algunas empresas como Microsoft y Google están explorando centros de datos “cero agua” e incorporando refrigeración por aire, la eficacia y la adopción generalizada de estas tecnologías aún están por verse. Lorena Jaume-Palasí expresa escepticismo, señalando que muchos centros de datos están cambiando del aire al agua de refrigeración porque la refrigeración líquida es más eficiente para los bastidores de alta densidad utilizados para la IA. En última instancia, como dice Aurora Gómez con crudeza, “Ni las personas ni los datos pueden vivir sin agua”, enfatizando la prioridad fundamental de la vida humana sobre los datos frente a la creciente escasez de agua.

Gigantes tecnológicos como Amazon, Microsoft y Google expanden rápidamente centros de datos esenciales para la IA y la computación en la nube, en regiones cada vez más escasas de agua, lo que suscita preocupaciones sobre el colapso ecológico y agrava las sequías existentes. Aunque estas empresas prometen sostenibilidad mediante compensación hídrica y mejoras en la eficiencia, los críticos cuestionan la ética y la efectividad de estas medidas, destacando la posibilidad de priorizar los datos sobre las necesidades humanas y el bienestar ambiental. Ante el aumento de la demanda de datos, es imperativo examinar críticamente el verdadero costo de nuestra huella digital y abogar por una gestión responsable de los recursos antes de que los ríos se sequen.

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