La industria de los videojuegos se enfrenta a una posible crisis a medida que el desarrollo de títulos triple-A se vuelve cada vez más caro y burocrático. Comentarios recientes del ex director creativo de Ubisoft, Guillaume Broche, resaltan una tendencia preocupante: la asfixia de la libertad creativa y la innovación dentro de los grandes estudios, lo que plantea interrogantes sobre la viabilidad a largo plazo de la industria y suscita comparaciones con el colapso de los videojuegos de 1983.
La industria de los videojuegos, particularmente dentro del sector triple-A, se enfrenta a desafíos significativos, lo que suscita preocupación sobre su sostenibilidad a largo plazo. El problema central gira en torno al aumento de los costos de desarrollo, procesos inflados y una percibida falta de innovación, lo que conduce a un posible colapso del mercado que recuerda al colapso de los videojuegos de 1983.
Un indicador clave de estos problemas es la burocracia y las restricciones creativas dentro de los grandes estudios AAA. El ex director creativo de Ubisoft, Guillaume Broche, quien fundó Sandfall Interactive, destacó este problema. Afirmó que obtener la aprobación para su nuevo proyecto, Clair Obscur: Expedition 33, habría tardado “25 años” en un estudio corporativo más grande. Esto subraya los inmensos obstáculos que enfrentan los desarrolladores independientes al navegar por los complejos procesos de aprobación dentro de las empresas establecidas.
La salida de Broche de Ubisoft enfatiza aún más el estancamiento creativo dentro de la industria. Dejó la empresa porque estaba “aburrido” y frustrado por la falta de libertad creativa, a pesar de ocupar roles importantes como Director Creativo Asistente y Productor Asociado en títulos importantes como Ghost Recon Breakpoint y The Division 2. Esto sugiere que incluso las personas en posiciones de influencia luchan por llevar a buen término ideas originales dentro de las estructuras corporativas existentes.
El estancamiento de las franquicias importantes, particularmente las de Ubisoft, sirve como un excelente ejemplo de esta falta de innovación. La serie Assassin’s Creed, una vez celebrada por su innovador parkour y mecánicas de multitudes, se ha vuelto repetitiva, ofreciendo secuelas con rendimientos decrecientes. La serie ha luchado por recuperar su chispa inicial, incluso con intentos de introducir nuevas características como la construcción de asentamientos y el “modo museo”. Estas adiciones, en lugar de revitalizar la franquicia, a menudo se sienten como un desorden innecesario.
La disminución de la calidad es evidente en el descuido de las mecánicas centrales. Por ejemplo, en Assassin’s Creed Syndicate, la animación de apartar a veces se activa después de que el personaje ya ha pasado a la persona, lo que destaca la falta de atención al detalle y una disminución del pulido que alguna vez definió la serie. Esta falta de refinamiento contribuye aún más a la percepción de un producto rancio y sin inspiración.
Si bien Ubisoft se utiliza como ejemplo principal, el problema se extiende más allá de este único editor. Casi todos los estudios AAA han caído en un patrón similar, priorizando las microtransacciones, los pases de temporada y las subidas de precios como soluciones a la disminución de los ingresos. Este enfoque, sin embargo, ignora el problema fundamental: una creciente falta de innovación y la incapacidad de proporcionar un valor genuino a los consumidores.
Las consecuencias de esta tendencia son cada vez más evidentes. Los jugadores están rechazando los precios inflados y los diseños formulistas recurriendo a sus catálogos y esperando las rebajas. Este cambio en el comportamiento del consumidor señala una creciente insatisfacción con el estado actual del mercado AAA. Los días de comprar juegos a ciegas con poca rentabilidad parecen estar llegando a su fin.
El potencial de un colapso del mercado, similar al colapso de 1983, se avecina si la industria no se adapta. Las señales ya son visibles, con jugadores que exigen cada vez más por su dinero y muestran preferencia por juegos innovadores y arriesgados. Si los desarrolladores continúan priorizando las ganancias sobre la creatividad y no adoptan nuevas ideas, corren el riesgo de enfrentarse a un mercado que ya no acepta su enfoque rancio. La supervivencia de la industria puede depender de la voluntad de los desarrolladores de asumir riesgos creativos y priorizar la satisfacción del jugador sobre las ganancias financieras a corto plazo.
La industria de videojuegos enfrenta una crisis potencial debido al aumento de los costos de desarrollo, las trabas burocráticas en los estudios AAA y la estancamiento de franquicias importantes como Assassin’s Creed. El enfoque en microtransacciones y aumentos de precios, en lugar de la innovación, recuerda las condiciones previas al colapso de 1983, sugiriendo la necesidad de que los desarrolladores asuman riesgos y exploren nuevas ideas antes de que los jugadores abandonen el modelo AAA actual.
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