Estados Unidos está instando a sus aliados europeos a priorizar la tecnología estadounidense sobre las alternativas chinas, particularmente en los servicios de internet satelital. Esto ocurre mientras los gobiernos y empresas europeas sopesan asociaciones con Starlink, la compañía de internet satelital de Elon Musk, en medio de preocupaciones sobre el posible control del gobierno estadounidense sobre sus servicios, especialmente después de los recientes acontecimientos en Ucrania. El presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones de EE. UU., Brendan Carr, está liderando este impulso, advirtiendo que dudar en la tecnología estadounidense podría dejar a Europa vulnerable a la creciente influencia de las capacidades tecnológicas de China.
Uno de los principales funcionarios del presidente Donald Trump, el presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), Brendan Carr, ha emitido una severa advertencia a los aliados europeos con respecto a sus dudas sobre asociarse con Starlink de Elon Musk, una empresa de internet por satélite. La principal preocupación de Carr, según expresó al Financial Times, se centra en la creciente influencia del Partido Comunista Chino (PCCh) en la esfera tecnológica. Insta a las “democracias occidentales aliadas” a priorizar las implicaciones a largo plazo de los avances tecnológicos del PCCh, enmarcándolo como la principal amenaza.
En consecuencia, los comentarios de Carr surgen en medio de que los gobiernos y empresas europeas evalúan la fiabilidad de Starlink. Su vacilación se debe a preocupaciones sobre la confiabilidad de la empresa, particularmente después de que el gobierno de EE. UU. considerara desactivar los servicios de Starlink en Ucrania. Este contexto resalta la sensibilidad geopolítica que rodea a Starlink y su posible papel en los conflictos internacionales y la competencia tecnológica.
Además, Carr, un firme defensor de Musk, quien fue nombrado para dirigir la FCC por Trump, ve la situación a través de una lente específica. Cree que las consideraciones políticas están influyendo indebidamente en las decisiones a largo plazo con respecto a las asociaciones tecnológicas. Afirma explícitamente que preocuparse por Starlink es menos preocupante en comparación con la posible alternativa del PCCh, lo que sugiere que las ofertas tecnológicas del PCCh plantean un riesgo mayor.
Además, el artículo proporciona ejemplos específicos de empresas europeas que prueban la tecnología de Starlink. Las empresas de telecomunicaciones del Reino Unido BT y Virgin Media 02 se encuentran entre las que están probando Starlink para servicios móviles o de banda ancha. Sin embargo, ninguna de las empresas ha finalizado aún un acuerdo completo con el proveedor, lo que indica un enfoque cauteloso para integrar Starlink en su infraestructura.
Adicionalmente, la defensa de Carr de los negocios de Musk se extiende más allá de esta situación específica. Anteriormente, argumentó que las empresas de Musk han enfrentado “acoso regulatorio” en los EE. UU., particularmente desde la adquisición de Twitter por parte del multimillonario en 2022. Esto sugiere un patrón más amplio de sesgo percibido contra las empresas de Musk.
Además, Carr también ha acusado a la administración Biden de discriminar a Starlink al negarle subsidios del gobierno de EE. UU. para la banda ancha rural. Esta afirmación subraya aún más su perspectiva de que Starlink está enfrentando un trato injusto, lo que podría obstaculizar su crecimiento y competitividad.
Asimismo, Carr percibe a Europa como “atrapada” entre EE. UU. y China, enfrentando una difícil elección entre alianzas tecnológicas. Advierte sobre una “gran división” que emerge entre los países alineados con el PCCh y otros en áreas tecnológicas cruciales como la inteligencia artificial y la tecnología satelital. Esto resalta la importancia estratégica de esta decisión para las naciones europeas.
Finalmente, los antecedentes de Carr proporcionan un contexto adicional para sus puntos de vista. Es autor de un capítulo de Project 2025, un plan conservador para una presidencia republicana publicado por la Heritage Foundation. Esto subraya sus inclinaciones políticas conservadoras y sugiere que su perspectiva está informada por un marco ideológico más amplio que prioriza la seguridad nacional y la competencia con China. También acusa a los reguladores europeos de tener un “sesgo” contra las empresas tecnológicas estadounidenses, lo que indica aún más su perspectiva sobre la situación.
Brendan Carr, alto funcionario estadounidense, insta a los aliados europeos a priorizar la tecnología estadounidense sobre las alternativas chinas, destacando Starlink como opción preferible frente a un potencial competidor chino. Advierte sobre una creciente división entre naciones alineadas con China y las que no lo están, impulsada por avances en IA y tecnología satelital, sugiriendo que la vacilación europea hacia la tecnología estadounidense se debe a sesgos. La situación subraya un momento crucial donde las naciones deben elegir sus lealtades tecnológicas en un panorama global cada vez más competitivo.
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