Ucrania ha anunciado ambiciosos planes para desplegar 15.000 robots terrestres (Vehículos Terrestres No Tripulados o UGVs) para 2025, con el fin de abordar una escasez crítica de personal en medio del conflicto en curso. Esto representa una ampliación significativa de las capacidades de guerra robótica, basándose en la rápida expansión de la producción de drones por parte de Ucrania.
El mes pasado, funcionarios ucranianos anunciaron ambiciosos planes para desplegar 15.000 Vehículos Terrestres No Tripulados (UGV) en 2025, una importante ampliación de sus capacidades robóticas. Esta medida está impulsada por la apremiante necesidad de abordar una grave escasez de personal, como destaca Kateryna Bondar, investigadora del Centro Wadhwani de IA en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). La urgencia de reemplazar los roles humanos con sistemas robóticos es primordial.
Ucrania ya ha demostrado su capacidad para una rápida expansión en la producción de drones, pasando de unos pocos miles en 2022 a 200.000 en 2024 y alcanzando los 2 millones el año pasado. Sin embargo, desplegar miles de UGV presenta un desafío más complejo.
La cifra de 15.000 robots de combate proviene de Hlib Kanevskyi, jefe del Ministerio de Defensa de Ucrania, quien declaró que los contratos para UGV aumentaron de 2,5 millones de dólares en la última mitad de 2024 a 150 millones de dólares en el primer trimestre de este año, lo que indica un aumento de inversión de aproximadamente cien veces.
Existe un considerable optimismo en torno a la robótica militar, con la aparición de numerosos diseños ucranianos de UGV y la presentación de nuevos modelos con frecuencia. Estas máquinas, tanto con ruedas como con orugas, están diseñadas para una variedad de roles, incluida la limpieza de minas, la logística, la evacuación de heridos y el combate directo. Las recientes pruebas realizadas por la incubadora de tecnología de defensa BRAVE1 involucraron a 70 tipos diferentes de UGV.
A pesar de la proliferación de diseños, el despliegue real de estas máquinas en las líneas del frente es limitado. De los 50 tipos aprobados para uso militar, solo entre 10 y 15 están en servicio regular. Esta discrepancia se debe en gran medida a desafíos prácticos, que son más significativos que los encontrados con los FPV de tamaño más pequeño, como los drones.
La logística plantea un obstáculo importante. Como explica Bondar, transportar un UGV de 1.000 kilogramos a la línea del frente es una empresa logística en sí misma. Además, los UGV que funcionan con combustible requieren transporte de combustible, mientras que los que funcionan con baterías necesitan baterías grandes y pesadas y generadores para recargarse.
El costo es otro factor. Si bien los drones pequeños son relativamente económicos y se consideran desechables, los UGV son considerablemente más costosos. Según Bondar, incluso un UGV pequeño con una pequeña carga útil puede costar entre 2.000 y 3.000 dólares, y los modelos más avanzados cuestan 10.000 dólares o más. Este mayor costo se debe a la complejidad de la fabricación, que no se puede lograr mediante la simple impresión 3D.
Dados los costos y las limitaciones, los UGV son más efectivos en roles específicos donde los drones aéreos son menos adecuados.
Los UGV están demostrando ser particularmente útiles en logística, como destaca Bondar. Se están utilizando cada vez más para llevar a cabo misiones y reemplazar al personal humano, eliminando así a las personas del riesgo físico.
Los últimos kilómetros hasta la línea del frente están dentro del alcance de los drones FPV rusos, y los camiones y furgonetas son objetivos más fáciles que las posiciones fortificadas. Los UGV pueden transportar 60 kilos, reabasteciendo una posición de tropas durante cuatro o cinco días, lo que los hace muy eficientes.
La evacuación de heridos es otra aplicación crítica. Sin embargo, la confianza en los UGV para este propósito es limitada y, a menudo, se considera un último recurso.
Un caso involucró la evacuación de tres soldados heridos a más de 10 millas a través de un área bajo fuego intenso. Si bien tuvo éxito, la operación requirió más de 50 personas, incluido el operador del UGV, los operadores de drones y el apoyo de guerra electrónica.
Esto resalta otro desafío: los UGV, aunque no tripulados, requieren un equipo de apoyo importante. Operarlos, especialmente fuera de la carretera, es complejo. Los robots de combate a menudo requieren un conductor, un operador de armas y un equipo de drones de dos personas para apoyo aéreo, lo que requiere cuatro personas y una gran cantidad de hardware para reemplazar a un soldado.
La necesidad de un mejor software y capacidades autónomas es crucial. Como enfatiza Bondar, el futuro de los UGV reside en la autonomía y la IA.
Un software inteligente permitiría a los UGV navegar de forma independiente, utilizando imágenes de drones autónomos. El operador funcionaría entonces como comandante de misión, dirigiendo el UGV y seleccionando objetivos. Sin embargo, lograr este nivel de autonomía es un desafío.
Incluso en contextos civiles, la navegación terrestre autónoma enfrenta dificultades. Como señala Bondar, los coches autónomos todavía luchan con casos extremos en carreteras pavimentadas. Las aplicaciones militares presentan complejidades aún mayores, requiriendo sistemas que puedan operar en entornos con denegación de GPS, comunicaciones degradadas y guerra electrónica.
A pesar de los desafíos del software, el hardware ya está demostrando ser útil con asistencia humana.
Ucrania ya ha llevado a cabo su primer asalto solo con robots, una operación totalmente controlada de forma remota que involucró drones exploradores, bombarderos, FPV y docenas de UGV en tierra, llevada a cabo por la 13ª Brigada de la Guardia Nacional a finales del año pasado.
Según Bondar, el objetivo principal de esta operación era obtener experiencia y desarrollar pautas tácticas. Las operaciones defensivas son más sencillas, con Ucrania utilizando sistemas de armas robóticos y torretas automatizadas para contrarrestar los ataques rusos.
De cara al futuro, se están desarrollando robots humanoides, que podrían asumir el papel de un soldado. Sin embargo, incluso las máquinas con orugas enfrentan problemas de movilidad.
Los informes de UGV que se atascan en el barro, la nieve, la arena y la hierba son comunes. Los robots con patas, como los perros robot, también han enfrentado desafíos. Bondar informa que los campos arados y el barro son problemáticos para los cuadrúpedos, lo que limita su utilidad en las líneas del frente.
Los robots humanoides, en teoría, ofrecen una movilidad superior. Máquinas como Optimus de Tesla y Humanoid G1 de Unitree podrían ser útiles, pero su efectividad depende del desarrollo de la IA.
La asequibilidad y la efectividad de los robots humanoides dependerán de las misiones que se les encomienden y de su fiabilidad.
Por el momento, los 15.000 robots apoyarán a más de 800.000 humanos, con las máquinas principalmente en un papel de apoyo.
Bondar sugiere que es probable que los UGV desempeñen un papel esencial en las tareas de apoyo peligrosas, reduciendo el riesgo para los soldados humanos. La proporción de robots a humanos puede cambiar rápidamente y, con el tiempo, es probable que la IA transforme los UGV en máquinas de combate más móviles y eficientes. La eliminación de humanos de las líneas del frente puede ser cuestión de tiempo.
El ambicioso plan de Ucrania de desplegar 15.000 robots terrestres para 2025 responde a la necesidad de compensar la escasez de personal, aunque desafíos prácticos como la logística, el costo y la supervisión humana limitan su despliegue generalizado. Si bien los vehículos terrestres no tripulados (UGV) sobresalen en roles específicos como logística y defensa, la verdadera autonomía en el campo de batalla aún está a años de distancia, dependiendo de los avances en IA y robótica. A pesar de las limitaciones actuales, la experiencia de Ucrania sugiere un futuro donde los robots apoyarán cada vez más a los soldados humanos, transformando gradualmente la naturaleza de la guerra, un cambio que podría redefinir el equilibrio entre humanos y máquinas en el frente.
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