El gobierno del Reino Unido se prepara para aprobar experimentos que exploran la geoingeniería solar – métodos para atenuar deliberadamente el sol – como una posible respuesta al calentamiento global. Estos experimentos, que podrían costar hasta 50 millones de libras esterlinas, investigarán técnicas como la pulverización de aerosoles en la estratosfera o el brillo de las nubes para reflejar la luz solar, aunque persisten las preocupaciones sobre las posibles consecuencias imprevistas en los patrones climáticos.
El gobierno británico está a punto de dar luz verde a experimentos en las próximas semanas destinados a investigar métodos para atenuar el sol como estrategia para combatir el calentamiento global. Esta iniciativa, informada el 25 de abril de 2025, significa un paso significativo hacia la exploración de soluciones de geoingeniería para abordar la crisis climática. La Agencia de Investigación e Invención Avanzada (Aria) está liderando la financiación de estos experimentos, asignando una suma sustancial de 50 millones de libras esterlinas para investigación y análisis.
Específicamente, la investigación explorará dos enfoques principales. Un método implica rociar partículas aerosolizadas en la estratosfera para desviar una pequeña porción de la energía solar lejos de la Tierra. Esta técnica, como sugieren varios estudios, podría potencialmente enfriar el planeta a un costo relativamente bajo. El segundo enfoque en consideración se centra en aclarar las nubes para mejorar su reflectividad, rebotando así más luz solar de vuelta al espacio.
Sin embargo, la posible implementación de estas estrategias no está exenta de preocupaciones. Expertos han expresado advertencias sobre la posibilidad de consecuencias no deseadas, incluyendo interrupciones potencialmente catastróficas en los patrones climáticos globales. Esto resalta la naturaleza compleja y potencialmente arriesgada de las intervenciones de geoingeniería, subrayando la necesidad de una investigación exhaustiva y una cuidadosa consideración de los impactos potenciales.
La Aria, responsable de financiar los experimentos, proporcionará subvenciones a varios equipos de investigación. El profesor Mark Symes, director del programa para Aria, confirmó que la investigación abarcará “pequeños experimentos controlados al aire libre sobre enfoques particulares”. Además, enfatizó el compromiso de la agencia con prácticas de investigación responsables, incluyendo requisitos estrictos con respecto a la duración y la reversibilidad de los experimentos. Además, el profesor Symes aseguró que la financiación no apoyaría la liberación de sustancias tóxicas en el medio ambiente.
El profesor Symes también destacó la importancia de recopilar datos del mundo real para complementar los modelos climáticos existentes. Afirmó: “Una de las piezas que faltan en este debate eran los datos físicos del mundo real. Los modelos solo pueden decirnos hasta cierto punto”. Esto subraya la necesidad de evidencia empírica para validar la efectividad y seguridad de estas técnicas de geoingeniería. Los experimentos, por lo tanto, están diseñados para proporcionar información crucial que los modelos por sí solos no pueden ofrecer.
El cronograma para una posible implementación es relativamente ambicioso. Los expertos esperan que, si tienen éxito, estos métodos puedan ampliarse e implementarse en una década. Esto sugiere un sentido de urgencia y la creencia de que estas intervenciones podrían convertirse en una parte crucial del esfuerzo global para mitigar el cambio climático. Sin embargo, el éxito de estos experimentos y la posterior implementación dependerán de la superación de importantes desafíos científicos, tecnológicos y éticos.
En semanas, el gobierno del Reino Unido podría aprobar hasta £50 millones para experimentos de geoingeniería que buscan atenuar el sol, como la pulverización de aerosoles y el brillo de las nubes, para combatir el calentamiento global. Aunque prometen una forma potencialmente barata de enfriar el planeta, los expertos advierten sobre posibles alteraciones climáticas impredecibles. Estos experimentos controlados al aire libre, supervisados por Aria, priorizan la seguridad y la reversibilidad, pero la posibilidad de implementar estos métodos en una década plantea profundas preguntas sobre el papel de la humanidad en la manipulación del clima terrestre.
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