Fraude con IA: Acusan a fundador por usar humanos

Un fundador de tecnología enfrenta cargos por fraude después de que se revelara que su empresa, Nate, tergiversó su tecnología ante los inversores. Nate, una plataforma financiera que prometía capacidades de pago impulsadas por IA, supuestamente dependía de contratistas humanos en Filipinas y Rumania, y de bots, para gestionar las transacciones, en lugar de la inteligencia artificial que anunciaba.

Albert Sangier, el fundador de la plataforma de tecnología financiera Nate, ha sido acusado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos por cargos de fraude. Esta acusación se deriva de las acusaciones de que Sangier engañó a los inversores sobre las capacidades de su aplicación, específicamente en lo que respecta a su uso de inteligencia artificial.

El núcleo del fraude se centra en la afirmación de que la aplicación de pago universal de Nate estaba impulsada por IA. Sin embargo, la acusación revela una realidad diferente. En lugar de sofisticados algoritmos de IA, las transacciones procesadas por Nate fueron, de hecho, gestionadas por contratistas humanos ubicados en Filipinas y Rumania, así como por bots. Este engaño permitió a Sangier recaudar más de 40 millones de dólares de inversores que creían en la promesa de la innovación impulsada por la IA.

Este caso no es del todo nuevo. En 2022, The Information publicó un informe que planteó serias preguntas sobre la dependencia de Nate del trabajo humano. El informe indicaba que en 2021, una parte significativa de las transacciones de Nate se procesaron manualmente. Específicamente, la proporción de transacciones gestionadas manualmente, en lugar de automáticamente, osciló entre el 60% y un asombroso 100% durante ese año. Esta información contradice directamente las afirmaciones de la empresa sobre la funcionalidad impulsada por la IA.

El caso Nate ejemplifica un patrón recurrente en la historia del emprendimiento. A lo largo de los siglos, individuos ambiciosos han buscado capitalizar el atractivo de la innovación disfrazando el trabajo humano como avances tecnológicos. Esta práctica no es nueva; es una estrategia atemporal.

En la era digital, afirmar que la IA es la fuerza impulsora detrás de un servicio es simplemente la última iteración de esta táctica ancestral. El caso Nate demuestra cómo la promesa de la IA puede utilizarse para atraer inversiones y crear una falsa impresión de destreza tecnológica, incluso cuando la realidad subyacente implica esfuerzo humano o automatización rudimentaria. El uso de trabajadores contratados en el extranjero para realizar tareas que se presentan falsamente como impulsadas por la IA es un giro moderno a una estafa ancestral, lo que destaca la importancia de la diligencia debida y la evaluación crítica en el panorama tecnológico en rápida evolución.

El fundador tecnológico Albert Sangier enfrenta cargos por fraude al afirmar falsamente que su aplicación de pago “AI”, Nate, utilizaba inteligencia artificial, cuando en gran medida dependía de contratistas humanos y bots. Este esquema reciente recuerda intentos históricos de presentar el trabajo humano como innovación tecnológica, lo que subraya la necesidad de mayor transparencia y diligencia debida al evaluar empresas impulsadas por IA.

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