La investigación de Mass General Brigham ha identificado nuevos biomarcadores para el tinnitus, un sonido fantasma persistente que afecta a millones de personas, mediante la medición de la dilatación pupilar y movimientos faciales sutiles que se correlacionan con el nivel de angustia causado por el trastorno. Estos hallazgos podrían conducir a estudios de tratamiento más efectivos.
Investigadores de Mass General Brigham han logrado un avance significativo en la comprensión y medición objetiva del tinnitus, una condición caracterizada por sonidos fantasma persistentes como zumbidos o pitidos en los oídos. Esta investigación, publicada en Science Translational Medicine, identifica nuevos biomarcadores para la gravedad del tinnitus, ofreciendo una solución potencial al desafío de larga data de la evaluación subjetiva.
El núcleo de la investigación radica en la observación de la respuesta de “lucha, huida o congelación” del cuerpo, específicamente el sistema nervioso simpático, para medir el nivel de angustia causado por el tinnitus. Este enfoque va más allá de las medidas tradicionales de la audición y la función cerebral auditiva, centrándose en cambio en signos externos e involuntarios de angustia.
Para lograr esto, los investigadores utilizaron grabaciones de video de los participantes mientras escuchaban varios sonidos. Estos sonidos variaban de agradables y neutrales a angustiantes y desagradables, como ataques de tos o el llanto de un bebé. El uso de software impulsado por inteligencia artificial (IA) permitió a los investigadores detectar movimientos faciales sutiles, como contracciones en las mejillas, las cejas o las fosas nasales.
El estudio incluyó a 97 participantes con audición normal, que comprendían 47 individuos con diversos grados de tinnitus y sensibilidad al sonido, junto con 50 voluntarios sanos de control. El análisis impulsado por IA reveló una correlación entre estos movimientos faciales involuntarios y los niveles informados de angustia por tinnitus.
Además, los investigadores midieron la dilatación pupilar, un indicador conocido de mayor excitación. Cuando se combinó con los datos de dilatación pupilar, el poder predictivo de los biomarcadores aumentó aún más.
Los hallazgos revelaron que las personas con tinnitus severo exhibían pupilas dilatadas en respuesta a todos los sonidos, independientemente de su naturaleza, mientras que los movimientos faciales estaban atenuados. Por el contrario, aquellos sin tinnitus o con tinnitus menos molesto mostraron una dilatación pupilar y movimientos faciales exagerados solo en respuesta a los sonidos más desagradables.
Según el Dr. Daniel Polley, el autor correspondiente y vicepresidente de investigación científica básica en Mass Eye and Ear, este enfoque ofrece una ventaja significativa. Señaló que el método es relativamente de baja tecnología, sin requerir escáneres cerebrales especializados.
Los resultados del estudio también mostraron que las medidas predecían las puntuaciones individuales del cuestionario para la gravedad de la hiperacusia, aunque la precisión no fue tan alta como la predicción de la gravedad del tinnitus. La hiperacusia se refiere a la reducción de la tolerancia al sonido.
Las implicaciones de estos hallazgos son sustanciales. La capacidad de medir objetivamente la gravedad del tinnitus podría revolucionar los ensayos clínicos y el desarrollo de tratamientos. Como explicó el Dr. Polley, este enfoque podría adaptarse para su uso en clínicas de salud auditiva y por el público, lo que podría conducir a tratamientos más efectivos y personalizados.
Los investigadores ahora se centran en el uso de estos biomarcadores para desarrollar nuevas terapias que combinen la estimulación neural con entornos de software inmersivos. El objetivo es eliminar o reducir significativamente la intensidad del sonido fantasma del tinnitus.
El Dr. Polley enfatizó que estos biomarcadores llegan a la raíz de la angustia. Si bien las imágenes podrían mostrar regiones cerebrales hiperactivas, estos biomarcadores revelan sistemas de evaluación de amenazas en todo el cuerpo que operan fuera de su rango normal, lo que lleva a los síntomas angustiantes que experimentan las personas que sufren de tinnitus.
Sin embargo, el estudio tiene limitaciones. El grupo de participantes excluyó a las personas con problemas concurrentes como pérdida de audición, edad avanzada o problemas de salud mental, que se asocian comúnmente con tinnitus complejo y severo. La investigación futura tendrá como objetivo incluir a estas poblaciones de mayor riesgo para ampliar la aplicabilidad de los hallazgos.
La investigación fue financiada por el Instituto Nacional de Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación y la ASHFoundation. Los autores del estudio incluyen investigadores de los Laboratorios Eaton-Peabody de Mass Eye and Ear, incluidos Samuel S. Smith, Kelly N. Jahn, Jenna A. Sugai y Ken E. Hancock.
Mass Eye and Ear, miembro de Mass General Brigham, es un centro internacional líder en tratamiento e investigación en oftalmología y otorrinolaringología. La institución alberga una gran comunidad de investigadores en audición y visión y está afiliada a la Facultad de Medicina de Harvard.
Investigadores de Mass General Brigham identificaron nuevos biomarcadores para el tinnitus: la dilatación pupilar y movimientos faciales sutiles, reflejando la respuesta de “lucha, huida o congelación” del cuerpo. Esto podría ofrecer una medida objetiva para el trastorno y allanar el camino para tratamientos y ensayos clínicos más efectivos. ¿Podría este enfoque simple y accesible revolucionar la forma en que entendemos y abordamos la angustia del tinnitus?
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