Patente Jurásica: La Lucha por un Mamut Lanudo

Colossal Biosciences, una empresa emergente de Texas que busca resucitar especies extintas como el mamut lanudo, también está intentando patentar a las criaturas resultantes. Esta acción plantea complejas cuestiones legales y éticas sobre los derechos de propiedad intelectual sobre animales desextintos y su uso potencial, especialmente en los esfuerzos para combatir el cambio climático.

Colossal Biosciences, una autoproclamada “empresa de desextinción”, está causando sensación con sus ambiciosos planes para revivir especies extintas, sobre todo el mamut lanudo. Sin embargo, sus aspiraciones van más allá de simplemente traer de vuelta a estas criaturas; están buscando activamente patentarlas, lo que desata un debate sobre los derechos de propiedad intelectual y las implicaciones éticas de poseer vida revivida.

En primer lugar, el objetivo principal de Colossal es patentar elefantes editados genéticamente que contengan ADN de mamut antiguo. Según MIT Technology Review, la empresa ha presentado una solicitud de patente que le otorgaría derechos legales exclusivos para crear y vender estos animales modificados. Esta medida está impulsada por la creencia de la empresa de que las patentes son cruciales para controlar la implementación de sus tecnologías, particularmente durante la reintroducción inicial de especies desextintas. Ben Lamm, el CEO de Colossal, enfatiza que las patentes proporcionan un “marco legal claro” durante este período de transición crítico.

Además, la estrategia de patentes de Colossal no se limita a los mamuts. La empresa tiene la intención de presentar patentes sobre otros animales “transgénicos”, como lo demuestra su reciente trabajo con lobos genéticamente modificados. Este enfoque subraya su ambición más amplia de asegurar los derechos de propiedad intelectual en varios aspectos de sus esfuerzos de desextinción.

Además, las implicaciones legales de las solicitudes de patente de Colossal son significativas. Cassie Edgar, socia del bufete de abogados McKee, Voorhees & Sease, señala que la empresa está abriendo nuevos caminos al intentar asegurar los derechos de uso del ADN extinto. Esto podría establecer un monopolio legal sin precedentes sobre animales salvajes, lo que plantea preguntas sobre quién es dueño de la desextinción.

Adicionalmente, la solicitud de patente sobre los elefantes parecidos a mamuts podría aprovechar las dudas públicas persistentes sobre si los monopolios legales deberían realmente aplicarse a los seres vivos, especialmente a los elefantes, los animales terrestres más grandes del mundo. Alta Charo, especialista en cuestiones legales planteadas por la biotecnología y asesora ética de Colossal, reconoce que hay personas que no están contentas con eso.

Sin embargo, no todos están de acuerdo con la estrategia de patentes de Colossal. Revive & Restore, una organización de desextinción, ha declarado que no patentarán las palomas migratorias, previendo que, si logran reintroducir las aves, estarán “protegidas por las leyes de vida silvestre existentes”. Además, Cory Smith, un ejecutivo de biotecnología que participó en una solicitud de patente anterior sobre elefantes modificados, expresa reservas sobre la patentabilidad de los animales, sugiriendo que “no deberían ser patentados”.

El proceso de desextinción implica obtener ADN de huesos antiguos o especímenes de museo y utilizar tecnología de edición genética para agregar variantes genéticas ancestrales a una especie existente estrechamente relacionada. La reciente afirmación de Colossal de haber recreado lobos terribles, una especie que se extinguió hace 13.000 años, ha sido recibida con escepticismo por muchos expertos. Señalan que los animales son en realidad lobos grises con solo unos pocos fragmentos de ADN de lobo terrible, lo que destaca la complejidad y los desafíos de la desextinción.

Además, Colossal está tomando medidas para asegurar los derechos de propiedad intelectual de casi todos los aspectos de sus creaciones, incluso los nombres que les da a sus animales. MIT Technology Review descubrió que Colossal había solicitado marcas registradas que cubrían algunos ratones extra peludos, que se ofrecieron como evidencia de progreso hacia un mamut. Esto incluye marcas registradas para “Mammouse” para juguetes y “Woolly Mouse” para ropa, lo que demuestra sus esfuerzos por proteger la “identidad de marca” de sus animales.

Además, la patente de mamut pendiente, presentada por primera vez en 2023, se titula “Variantes genéticas específicas de mamut lanudo y composiciones que las comprenden” y contiene una lista de 29 reclamos que buscan controlar tanto una larga lista de variantes genéticas de mamut como animales cuyos cuerpos contienen ese código genético. Jacob Sherkow, profesor de derecho en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, explica que esta solicitud de patente no cubre ningún método o tecnología específica, sino que está destinada a asegurar los derechos de animales novedosos con cambios genéticos.

Sin embargo, la oficina de patentes puede restringir los derechos comerciales solicitados por Colossal. Sherkow cree que muy pocos de estos reclamos de patente se emitirán tal como están.

Finalmente, la principal motivación detrás de la estrategia de patentes de Colossal puede ser infundir confianza en los inversores. Andy Tang, socio de Draper Associates, sugiere que las patentes crean una barrera de entrada y son una forma rentable de proteger la tecnología central desde el principio. Esto subraya los incentivos financieros que impulsan la búsqueda de derechos de propiedad intelectual de Colossal en el ámbito de la desextinción.

La búsqueda de patentes por Colossal Biosciences sobre especies desextintas, como elefantes similares a mamuts lanudos e híbridos de lobos terribles, plantea complejas cuestiones legales y éticas sobre los derechos de propiedad intelectual sobre organismos vivos y la posibilidad de monopolizar la fauna revivida. Si bien la empresa busca proteger sus innovaciones y asegurar financiamiento, la iniciativa genera debate sobre si la desextinción debe ser tratada como una empresa comercial o un esfuerzo científico compartido, impulsando una discusión crucial sobre quién realmente “posee” la resurrección de especies perdidas.

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