La administración Trump está recopilando datos sobre los estadounidenses, lo que genera temores sobre un posible uso indebido. Este artículo explora cómo una combinación de leyes de décadas de antigüedad, la inercia burocrática y las acciones recientes de Elon Musk y DOGE han creado una situación en la que los datos gubernamentales sensibles son cada vez más accesibles y vulnerables a la explotación, lo que podría asemejarse a un panóptico americano moderno.
La administración Trump, con la participación de entidades como DOGE (presumiblemente una referencia a la participación de Elon Musk), está consolidando actualmente vastas cantidades de datos sobre ciudadanos estadounidenses, lo que suscita importantes preocupaciones entre los expertos sobre el posible uso indebido y la erosión de la privacidad. Esta iniciativa, descrita como un intento de construir una “base de datos maestra”, marca un alejamiento de la histórica compartimentación de los datos gubernamentales y un acercamiento a un sistema de vigilancia centralizado.
Históricamente, el gobierno federal de los Estados Unidos ha operado como una compleja red de agencias, cada una de las cuales posee extensos datos sobre los ciudadanos. El IRS, por ejemplo, recopila información financiera y laboral exhaustiva, mientras que el Departamento de Seguridad Nacional rastrea los movimientos de los viajeros aéreos y los que cruzan las fronteras. La Administración para el Control de Drogas (DEA) monitorea las matrículas de los vehículos, y la Oficina de Protección Financiera del Consumidor mantiene registros de secretos comerciales corporativos y casos de dificultades financieras. Estas bases de datos, aunque extensas, estaban previamente algo protegidas por leyes, estructuras burocráticas y normas de décadas de antigüedad que impedían el fácil intercambio de datos.
Sin embargo, este panorama parece estar cambiando. Desde la segunda investidura de Trump, entidades como DOGE supuestamente han obtenido acceso a datos confidenciales en todo el gobierno federal. Este acceso, según fuentes dentro de varias agencias, es peligroso e inquietante. El objetivo de la administración, como lo demuestra una orden ejecutiva emitida en marzo, es eliminar los silos de datos y facilitar el intercambio de datos entre las agencias. Este alejamiento de la compartimentación es un punto de inflexión crítico.
Esta medida es particularmente preocupante dados los rápidos avances tecnológicos. La proliferación de datos de dispositivos y plataformas en línea ha facilitado más que nunca la recopilación y el análisis de grandes cantidades de información. El gobierno ya posee una gran cantidad de datos, incluidos nombres, direcciones y datos del censo, así como información menos obvia. Por ejemplo, existe una base de datos limitada de tatuajes utilizada para entrenar software para reconocer tatuajes relacionados con pandillas, la base de datos biométricos e historial criminal del FBI y el archivo maestro de ingresos de la Administración del Seguro Social. El Departamento de Asuntos de Veteranos posee información detallada sobre la salud mental de los ex miembros del servicio. Las agencias gubernamentales, incluidos el IRS, el FBI, el DHS y el Departamento de Defensa, también han comprado datos de ubicación de teléfonos celulares.
La posibilidad de que la inteligencia artificial transforme estos datos en algo fácilmente buscable y politizable es una gran preocupación. DOGE, según informes, está intentando crear una “base de datos maestra” de datos de inmigrantes para ayudar en las deportaciones. La disposición de la administración a utilizar datos combinados para las deportaciones, sin proporcionar pruebas creíbles de irregularidades, sugiere la voluntad de utilizar estos datos con fines políticos.
Los expertos están particularmente alarmados por la posibilidad de daños, corrupción y abusos. Ex funcionarios del gobierno han expresado su preocupación de que la consolidación de datos pueda permitir que el gobierno se dirija a individuos a escala. Describen cómo el gobierno, además de proporcionar beneficios, también actúa como cobrador de deudas. Aquellos que tengan dificultades para pagar podrían enfrentar graves consecuencias, como la revocación de licencias profesionales o la congelación de cuentas bancarias.
La visión de una “aplicación para todo” que combine varios aspectos de la vida, como la que prevé Elon Musk, requeriría la recopilación y conexión de todos los datos producidos por esas actividades. Incluso si Musk se retirara de DOGE, él o sus agentes aún podrían poseer datos que recopilaron o a los que accedieron en el robo de datos federales en curso de la organización. Estos datos podrían utilizarse para atacar a grandes segmentos de la población en función de ciertos atributos o rasgos, lo que podría llevar al castigo de personas que han buscado tratamiento de salud mental o a la terminación de los beneficios públicos en función de los niveles de ingresos pasados.
La combinación de datos gubernamentales y del sector privado presenta una amenaza importante. El gobierno podría utilizar estos datos combinados para hacer inferencias sobre las acciones, actividades o asociados de cualquier persona percibida como crítica o disidente del gobierno. Esto es especialmente preocupante dado el uso actual de datos combinados por parte del gobierno al servicio de las deportaciones.
Un portavoz de la Casa Blanca confirmó que DOGE está combinando datos entre agencias, afirmando que mejora la precisión de los datos y agiliza los procesos internos. Sin embargo, el portavoz no abordó preguntas específicas sobre los datos ni sobre cómo se protegerían.
Históricamente, los datos gubernamentales se han utilizado para servir a los ciudadanos y a la seguridad nacional. Sin embargo, bajo Trump y DOGE, el enfoque parece haber cambiado. La información confidencial ahora se está explotando para satisfacer los caprichos y agravios del presidente. Esto representa una inversión completa del enfoque tradicional.
Las normas y políticas existentes que protegen la información confidencial se están socavando. La Ley de Privacidad de 1974, que exige Acuerdos de Correspondencia Informática (CMA) para el intercambio de datos, se está eludiendo. El ex tecnólogo federal describió cómo incluso un servicio simple para verificar los ingresos para la elegibilidad de beneficios fue bloqueado debido a obstáculos legales.
Incluso sin obstáculos regulatorios, la mezcla de datos no siempre es sencilla. Los datos pueden ser desordenados, y no toda la información es de fácil acceso o uso. Las declaraciones de impuestos, por ejemplo, contienen una gran cantidad de información, pero no están diseñadas para ser fácilmente aisladas y consultadas.
La posibilidad de una sociedad de vigilancia estadounidense, que integre completamente los datos que ya posee el gobierno, requeriría que los funcionarios ignoraran las normas, políticas y leyes existentes. DOGE, según informes, se ha abierto camino a la fuerza en las agencias federales, eliminando las salvaguardas y los controles. Este es un cambio peligroso.
La posibilidad de una sociedad de vigilancia estadounidense se ve impulsada aún más por la adoración de la tecnología. El cambio de la burocracia a los tecnólogos puede verse como una liberación de la mediocridad, pero podría conducir a la represión. El objetivo declarado de Musk es “acabar con la tiranía de la burocracia”, pero la verdadera motivación detrás de su interés en los datos gubernamentales sigue sin estar clara.
Los posibles usos de estos datos son vastos y preocupantes. Podrían combinarse con datos del sector privado para diversos fines, como entrenar modelos de IA, orientar la publicidad y realizar análisis del comportamiento del cliente. El concepto central de la era del Big Data es que los datos son un activo, y DOGE representa el punto final lógico de este movimiento.
El cambio del gobierno hacia la recopilación y el ensamblaje de datos de manera industrial, solo para tenerlos en caso de que pudieran ser útiles, representa un cambio perturbador. Esta inversión coincide con la ética transaccional de Trump, cambiando el enfoque de servir a sus conciudadanos a explotarlos.
El potencial de abuso se extiende más allá del propio gobierno. Los aliados del sector privado, incluidas las empresas de Trump, las empresas tecnológicas y otros, podrían obtener acceso a estos datos. Una vez que se eliminan las salvaguardas, los datos federales previamente protegidos pueden combinarse con conjuntos de datos privados.
La historia de la vigilancia gubernamental, incluidas la Guerra de Vietnam, el Watergate, la Guerra Fría y la Guerra contra el Terrorismo, ha creado un clima de desconfianza. Las filtraciones de Snowden y el escándalo de Cambridge Analytica han alimentado aún más esta sospecha.
Informes recientes indican que las agencias gubernamentales están combinando datos para identificar a los inmigrantes indocumentados. DOGE ha obtenido acceso a datos confidenciales sobre inmigrantes y trabajadores agrícolas, con el aparente objetivo de impedir que los inmigrantes participen en la economía.
El peor de los casos implica el uso de estos datos para chantaje, objetivos políticos y la creación de un efecto escalofriante sobre la disidencia. Esto podría conducir a una versión sistematizada de kompromat, donde los datos se utilizan para atacar a los enemigos políticos. Las quejas de los consumidores, los secretos comerciales y otros datos confidenciales podrían utilizarse para el uso de información privilegiada u otras actividades ilícitas.
La posibilidad de una futura versión estadounidense del panóptico chino es real. El gobierno podría utilizar los datos para evitar que se produzcan protestas o disidencias. Incluso si estos sistemas son inexactos, aún podrían causar daños importantes.
La erosión de la confianza en la capacidad del gobierno para proteger los datos confidenciales es una gran preocupación. Si se violan las salvaguardas, la gente perderá la fe en la capacidad del gobierno para ejecutar los servicios esenciales. Esto es especialmente preocupante dados los vastos rastros de datos que dejan todos los estadounidenses.
La administración Trump, a través de DOGE, está consolidando enormes cantidades de datos gubernamentales, lo que podría erosionar la privacidad y permitir una vigilancia sin precedentes. Expertos temen acoso dirigido, manipulación política y abuso de poder, incluso con datos inexactos. Este cambio invierte peligrosamente el rol del gobierno, priorizando la explotación sobre el servicio y arriesgando las libertades estadounidenses. Es hora de exigir transparencia y rendición de cuentas sobre la recopilación y el uso de datos, para no caminar sonámbulos hacia un futuro donde cada movimiento sea monitoreado y controlado.
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