Para muchas criaturas, las partes del cuerpo perdidas pueden regenerarse, pero los mamíferos, incluidos los humanos, generalmente no pueden. Esta limitación es particularmente marcada cuando se trata de la pérdida de visión debido a enfermedades degenerativas. Sin embargo, investigadores en Corea del Sur han hecho un descubrimiento innovador: una terapia que impulsa a la retina a curarse a sí misma, potencialmente revolucionando el tratamiento de la ceguera.
Para muchas criaturas, la capacidad de regenerar partes del cuerpo perdidas es algo común. Las salamandras, por ejemplo, pueden volver a crecer extremidades, y los peces cebra pueden reconstruir sus retinas. Sin embargo, los mamíferos, incluidos los humanos, están en gran medida limitados en esta capacidad, y a menudo sufren daños permanentes cuando se pierden o dañan partes del cuerpo. Cuando se pierde la visión debido a enfermedades degenerativas como la retinitis pigmentosa, normalmente permanece perdida.
Sin embargo, un equipo de científicos del Instituto de Ciencia y Tecnología Avanzada de Corea (KAIST) puede haber descubierto una posible solución a este problema. Su investigación ha llevado al desarrollo de una terapia que podría restaurar la visión al estimular a la retina a curarse a sí misma. Este innovador tratamiento, probado en ratones, desencadenó con éxito la regeneración a largo plazo de las células nerviosas en la retina, una hazaña previamente considerada imposible en mamíferos.
La clave para entender este avance reside en la estructura celular única del ojo. Dentro del ojo, unas células especializadas llamadas células de Müller desempeñan un papel crucial en el mantenimiento de la salud retiniana. Estas células protegen la retina, apoyando a sus neuronas y manteniendo su integridad estructural. En peces y anfibios, las células de Müller poseen una capacidad extraordinaria: pueden transformarse en nuevas neuronas, reparando eficazmente el daño retiniano. Desafortunadamente, en los mamíferos, este proceso regenerativo está inactivo. Una vez que la retina está dañada, permanece así.
Entonces surge la pregunta: ¿por qué las células de Müller de los mamíferos no pueden realizar la misma función regenerativa? La respuesta, según los investigadores del KAIST, puede residir en una proteína específica. Esta proteína, llamada Prox1, actúa como un inhibidor molecular dentro de las células de Müller. En los mamíferos, Prox1 viaja entre las células y entra en las células de Müller, donde impide que estas células se reprogramen en máquinas generadoras de neuronas.
Los hallazgos de los investigadores, publicados en Nature Communications, destacan el papel de Prox1 en este proceso. El estudio reveló que las células de Müller retinianas de los peces, que se regeneran fácilmente, no contienen esta proteína. El equipo explicó que la proteína PROX1, secretada por las células nerviosas retinianas dañadas, se traslada a las células de Müller, inhibiendo su capacidad de desdiferenciarse en células progenitoras neurales y, posteriormente, la regeneración neural.
Para superar este obstáculo molecular, el equipo del KAIST desarrolló un compuesto diseñado para neutralizar Prox1. Este tratamiento, basado en un anticuerpo neutralizante llamado CLZ001, actúa como una esponja, uniéndose a Prox1 fuera de las células de Müller. Al interceptar Prox1 antes de que pueda entrar en las células, el anticuerpo libera a las células de Müller, permitiéndoles desdiferenciarse, dividirse y comenzar a producir nuevas neuronas.
Los resultados del tratamiento fueron alentadores y duraderos. Los ratones tratados con el anticuerpo experimentaron una restauración de la estructura y función retiniana que persistió durante seis meses, lo que equivale a varias décadas en la esperanza de vida humana. Esto indica el potencial de restauración de la visión a largo plazo.
Además, el tratamiento se administró mediante terapia génica AAV2-Anti-PROX1, un método de administración viral común. En modelos de retinitis pigmentosa, un trastorno genético que causa la pérdida progresiva de la visión, la terapia restauró con éxito tanto la capa de fotorreceptores como la capacidad de los ratones para ver. Los científicos pudieron observar las células fotorreceptoras regeneradas, las neuronas sensibles a la luz perdidas en muchas enfermedades retinianas, que volvían a revestir la retina.
Los hallazgos han generado un optimismo cauteloso dentro de la comunidad científica. Más de 300 millones de personas en todo el mundo sufren de enfermedades retinianas que pueden conducir a la ceguera, incluyendo afecciones como la degeneración macular asociada a la edad y la retinitis pigmentosa. Actualmente, no existe cura para estas enfermedades; los tratamientos solo pueden frenar su progresión, no restaurar la vista perdida.
El equipo del KAIST tiene como objetivo cambiar esta realidad. La Dra. Lee Eun-jeong de Celliaz, una empresa derivada del KAIST, declaró: “Procederemos con la administración a pacientes con enfermedades retinianas y nos esforzaremos por hacer una contribución práctica a los pacientes en riesgo de ceguera sin un tratamiento adecuado”.
Celliaz Inc. se encuentra actualmente preparando los ensayos clínicos, que se espera que comiencen en 2028. Antes de iniciar estos ensayos, los investigadores planean refinar la eficacia del anticuerpo y realizar evaluaciones exhaustivas de seguridad en otros modelos animales. Este enfoque riguroso es crucial para garantizar la seguridad y la eficacia del tratamiento en humanos.
Las implicaciones de esta investigación pueden extenderse más allá de la retina. Prox1 también se encuentra en otros tejidos neurales, como el hipocampo y la médula espinal. Esto plantea la posibilidad de que una estrategia similar podría aplicarse para promover la regeneración en otras partes del cuerpo, ofreciendo potencialmente una nueva esperanza para el tratamiento de una serie de afecciones neurológicas.
Científicos surcoreanos desarrollaron una prometedora terapia de anticuerpos, CLZ001, que regenera con éxito las células nerviosas de la retina en ratones, superando un obstáculo molecular (la proteína Prox1) que impide una curación similar en mamíferos. Este avance, que muestra la restauración de la visión a largo plazo en modelos de retinitis pigmentosa, ofrece una posible cura para millones de personas que sufren enfermedades de la retina y podría aplicarse a otros tejidos neurales. Se anticipan ensayos clínicos para 2028, generando esperanza para un futuro donde la pérdida de la vista pueda recuperarse. La exploración de la medicina regenerativa y las complejidades de la reparación del tejido neural podría desbloquear terapias aún más transformadoras.
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