Desde que Elon Musk adquirió X (anteriormente Twitter) en 2022, prometiendo un refugio para la libertad de expresión, han surgido preocupaciones de que podría estar utilizando su control para suprimir a sus críticos. Una reciente investigación del New York Times descubrió que tres usuarios que se enfrentaron públicamente con Musk experimentaron una dramática caída en su alcance en la plataforma, lo que plantea interrogantes sobre el alcance de su influencia y si contradice sus afirmaciones de defender la libertad de expresión.
Cuando Elon Musk adquirió X (anteriormente Twitter) en 2022, declaró su compromiso con la libertad de expresión, posicionándose como un “absolutista de la libertad de expresión”. Sin embargo, a pesar de esta promesa, han surgido preocupaciones con respecto a su potencial para manipular la plataforma y suprimir las voces disidentes, particularmente aquellas que lo critican. Esto ha llevado a acusaciones de censura y una aparente contradicción entre sus ideales declarados y sus acciones.
Uno de los ejemplos más llamativos de esta supuesta supresión involucra a tres usuarios de X que se enfrentaron públicamente con Musk en diciembre de 2023. The New York Times identificó a estos usuarios como la Sra. Loupis, Laura Loomer y Owen Shroyer. Tras sus críticas, su alcance en la plataforma disminuyó drásticamente, con sus publicaciones recibiendo significativamente menos vistas e interacciones. Esta repentina caída en la visibilidad sugiere que Musk o individuos dentro de X tienen la capacidad de castigar a los críticos, lo que plantea serias dudas sobre el compromiso de la plataforma con la libertad de expresión.
Las circunstancias que rodean la disminución del alcance de estos usuarios son complejas. Si bien los mecanismos exactos utilizados para limitar su visibilidad siguen sin estar claros, varios factores apuntan a una posible manipulación. El propio Musk ha indicado que el bloqueo o la desactivación del sonido por parte de cuentas influyentes puede restringir el alcance de un usuario. Dada su gran número de seguidores, las acciones de Musk a este respecto podrían tener un impacto sustancial. Además, algunos de los usuarios afectados, como Laura Loomer y Owen Shroyer, perdieron brevemente el acceso a X Premium, un servicio de suscripción de pago que aumenta la visibilidad de las publicaciones. Esta eliminación podría haber contribuido a la disminución de su alcance, ya que los usuarios premium se benefician de una mayor exposición.
Laura Loomer, una influencer de extrema derecha, experimentó una caída significativa en el alcance después de criticar la postura de Musk sobre los programas de visas. Musk respondió a su crítica con un comentario despectivo, “Ignorar”. Poco después, su visibilidad se desplomó. También perdió el acceso a X Premium, lo que podría afectar su capacidad para monetizar su contenido. Loomer estimó que perdió aproximadamente $50,000 debido a la supresión de su cuenta. Sin embargo, un análisis del Times no encontró una correlación clara entre su eliminación y reincorporación al programa premium y la popularidad de sus publicaciones.
La Sra. Loupis, otra usuaria que criticó la postura de Musk sobre las visas, también experimentó una disminución en el alcance. En respuesta, creó una segunda cuenta que, a pesar de tener menos seguidores, ha estado recibiendo más vistas que su cuenta original. Ha expresado su decepción con Musk, afirmando que ella y otros lo apoyaron y creyeron en su visión para la plataforma. También planea demandar a Musk y X, lo que resalta la profundidad de su frustración.
Owen Shroyer, un activista de extrema derecha, también se enfrentó a una reducción en el alcance después de criticar a Musk. Observó que sus publicaciones eran visibles para los seguidores que estaban en línea en el momento de la publicación, pero a menudo estaban ausentes de sus feeds si iniciaban sesión más tarde. Shroyer sospecha que “alguien está manipulando el alcance en función de sesgos personales, políticos o basados en temas”, aunque no llegó a culpar directamente a Musk, sugiriendo que los poderes que ha delegado podrían ser abusados.
Las acusaciones de supresión no son incidentes aislados. Muchos otros usuarios han afirmado ser shadowbanned o ghost banned, una práctica en la que el contenido de un usuario se hace menos visible sin su conocimiento. Si bien The Times no encontró evidencia clara de supresión para otras cuentas, la dificultad para detectar tales acciones, especialmente para los usuarios con menos seguidores o hábitos de publicación menos frecuentes, dificulta la evaluación del alcance total del problema.
La situación ha provocado críticas de los defensores de la libertad de expresión. Ari Cohn, el abogado principal de política tecnológica de la Foundation for Individual Rights and Expression, declaró que las acciones de Musk contradicen sus afirmaciones de promover la libertad de expresión. Cohn argumentó que Musk no debería “cubrirse con la Primera Enmienda y la libertad de expresión, y luego hacer cosas como esa”. Este sentimiento subraya la preocupación de que el control de Musk sobre X se esté utilizando para silenciar a los críticos y socavar los mismos principios que afirma defender.
Las acciones de Musk han sido inconsistentes con su compromiso declarado con la libertad de expresión. Si bien ha afirmado creer en la “libertad de expresión, no la libertad de alcance”, lo que significa que la plataforma no prohibiría a las personas por contenido de odio, sino que dificultaría la búsqueda de dicho contenido, sus acciones sugieren una voluntad de manipular la plataforma para castigar a los críticos. Esta discrepancia plantea interrogantes sobre el futuro de la libertad de expresión en X y la medida en que los sesgos personales de Musk influyen en las políticas y prácticas de la plataforma.
La investigación del New York Times revela que tres críticos prominentes de Elon Musk en X (anteriormente Twitter) sufrieron una disminución significativa en su alcance tras sus disputas públicas con él, lo que genera preocupación sobre la posible supresión de voces disidentes, a pesar de las promesas de Musk de un refugio para la libertad de expresión. Si bien X niega la manipulación intencional, los incidentes, junto con el control de Musk sobre el bloqueo, la desactivación del sonido y el acceso al programa premium, sugieren un posible abuso de poder, lo que subraya la compleja tensión entre la libertad de expresión y el control de la plataforma.
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