Titán, la luna de Saturno, es un mundo fascinante y alienígena con ríos y lagos de metano, rocas heladas y dunas de arena similar al hollín. Los científicos se han preguntado durante mucho tiempo si podría existir vida allí, y un nuevo estudio explora cómo podría ser esa vida, dónde podría encontrarse y cuánta podría haber.
Titán, la luna más grande de Saturno, presenta un enigma cautivador para los astrobiólogos. Su superficie, un paisaje de lagos y ríos de metano líquido, formaciones heladas y dunas oscuras parecidas al hollín, alimenta la especulación sobre el potencial de vida más allá de la Tierra. Esta topografía alienígena, junto con una atmósfera espesa y brumosa, ha despertado durante mucho tiempo el interés científico con respecto a la posibilidad de que existan formas de vida allí.
Un equipo internacional de investigación, codirigido por Antonin Affholder en el Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la U de A y Peter Higgins en el Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Harvard, se embarcó en un estudio para modelar de manera realista lo que la vida en Titán podría implicar. Su objetivo era determinar su apariencia potencial, las ubicaciones más probables y la posible extensión de su biomasa. Como destaca Affholder, asociado de investigación postdoctoral, su investigación se centró específicamente en la característica distintiva de Titán en comparación con otras lunas heladas: su abundante contenido orgánico.
Utilizando modelos bioenergéticos, el equipo investigó el océano subsuperficial de Titán, que se estima que es una vasta extensión que alcanza profundidades de aproximadamente 300 millas. Sus hallazgos, publicados en The Planetary Science Journal, sugieren que este océano podría potencialmente sustentar formas de vida que subsisten con materia orgánica. Sin embargo, su estudio concluye que, si bien podría existir vida simple y microscópica, la biomasa total que podría sustentar probablemente sería notablemente pequeña, quizás solo unos pocos kilos.
A menudo caracterizado por tener una “superficie similar a la Tierra” y un “mundo oceánico en su interior”, Titán es un objetivo principal para la exploración futura, específicamente la próxima misión Dragonfly de la NASA. Si bien se han propuesto numerosos escenarios para la aparición de vida en Titán basados en su rica química orgánica, las estimaciones anteriores, según Affholder, a menudo se han basado en suposiciones demasiado simplistas.
Affholder explica que una percepción común ha sido que los abundantes orgánicos de Titán proporcionarían una fuente de alimento inagotable para la vida. Sin embargo, él y su equipo señalan que no todas estas moléculas orgánicas pueden ser adecuadas como fuentes de alimento. Además, el inmenso tamaño del océano y el intercambio limitado entre la superficie, donde se concentran los orgánicos, y el océano subsuperficial, requieren un enfoque más matizado para evaluar la habitabilidad de Titán.
Fundamental para su investigación es un enfoque de “volver a lo básico” que tenía como objetivo desarrollar un escenario plausible para la vida en Titán considerando uno de los procesos metabólicos biológicos más simples y fundamentales: la fermentación. Este proceso, familiar de actividades terrestres como la elaboración de pan de masa madre y la elaboración de cerveza, e incluso el deterioro de los alimentos, es particularmente relevante porque solo requiere moléculas orgánicas y no necesita un oxidante como el oxígeno, que es crucial para otros procesos metabólicos como la respiración.
Affholder enfatiza que la fermentación probablemente evolucionó temprano en la historia de la Tierra y no requiere invocar mecanismos desconocidos o especulativos que pueden o no haber ocurrido en Titán. Sugiere que la vida temprana en la Tierra podría haber prosperado inicialmente consumiendo moléculas orgánicas restantes de la formación del planeta.
Los investigadores plantearon la pregunta: ¿podrían existir microbios similares en Titán? Si es así, ¿cuál es el potencial del océano subsuperficial de Titán para albergar una biosfera que se alimente del aparentemente vasto inventario de moléculas orgánicas abióticas sintetizadas en la atmósfera de Titán, acumulándose en su superficie y presentes en su núcleo?
Su investigación se centró específicamente en la glicina, el más simple de todos los aminoácidos conocidos. Affholder señala que la glicina era relativamente abundante en la materia primordial en todo el sistema solar. Explica que al examinar asteroides, cometas y las nubes de gas y partículas de las que se forman las estrellas y los planetas, la glicina o sus precursores se encuentran en casi todas estas ubicaciones.
Sin embargo, las simulaciones por computadora realizadas por el equipo revelaron que solo una pequeña fracción del material orgánico de Titán podría ser adecuado para el consumo microbiano. Los microbios que consumen glicina en el océano de Titán dependerían de un suministro continuo de este aminoácido de la superficie, transportado a través de la gruesa capa de hielo. Trabajos anteriores del mismo equipo habían indicado que los impactos de meteoritos en el hielo podrían crear “piscinas de fusión” de agua líquida, que luego podrían hundirse a través del hielo y entregar materiales de la superficie al océano.
Affholder afirma que su nuevo estudio indica que este suministro puede ser suficiente solo para mantener una población muy pequeña de microbios, con una masa total de solo unos pocos kilogramos como máximo, comparable al peso de un perro pequeño. Tal biosfera diminuta promediaría menos de una célula por litro de agua en todo el vasto océano de Titán.
En consecuencia, para una futura misión a Titán, la probabilidad de descubrir vida, si existe, podría ser similar a buscar una aguja en un pajar, a menos que el potencial de vida de Titán resida en otro lugar que no sea su contenido orgánico superficial, sugiere el equipo.
Affholder concluye que el inventario orgánico excepcionalmente rico de Titán puede, de hecho, no estar tan fácilmente disponible para sustentar la habitabilidad como uno podría asumir intuitivamente. La investigación fue financiada por el Instituto Internacional de Ciencias Espaciales en Berna, Suiza.
Un nuevo estudio indica que el océano subterráneo de Titán, aunque potencialmente habitable para vida microbiana simple, solo podría sustentar una biosfera diminuta, quizás unos pocos kilogramos de biomasa, menos de una célula por litro de agua. Esto desafía las suposiciones previas sobre la habitabilidad de Titán, resaltando que su abundante material orgánico superficial podría no ser fácilmente accesible para la vida dentro del océano. La futura exploración debería considerar ubicaciones alternativas para la vida más allá de la materia orgánica superficial de Titán.
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