Las mordeduras de serpiente son un problema de salud global significativo, que mata hasta 140.000 personas anualmente y deja a muchas más con discapacidades permanentes. Los tratamientos actuales con antiveneno son limitados porque deben coincidir precisamente con la especie de serpiente que causó la mordedura. Sin embargo, la autoexperimentación única y de décadas de un hombre estadounidense con veneno de serpiente ha producido un descubrimiento potencialmente innovador: un antiveneno “sin precedentes” con protección de amplio espectro.
La historia se centra en Tim Friede, un hombre estadounidense cuya autoexperimentación de décadas con veneno de serpiente ha llevado al desarrollo de un antiveneno potencialmente revolucionario. Durante casi dos décadas, Friede se inyectó deliberadamente veneno de serpiente, acumulando más de 200 mordeduras y 700 inyecciones. Esta dedicación extrema, aunque poco ortodoxa, ha arrojado resultados prometedores en la lucha contra las mordeduras de serpiente.
El núcleo del avance reside en los anticuerpos que se encuentran en la sangre de Friede. Los científicos han descubierto que estos anticuerpos exhiben una protección “sin precedentes” contra una amplia gama de especies de serpientes en pruebas con animales. Este es un avance significativo porque las terapias actuales con antiveneno son altamente específicas, lo que requiere una coincidencia con la especie exacta de serpiente que infligió la mordedura.
Las limitaciones actuales de las terapias con antiveneno resaltan la importancia de la contribución de Friede. Los antivenenos existentes suelen ser específicos de la especie, e incluso dentro de la misma especie, la efectividad puede variar. Por ejemplo, el antiveneno fabricado para serpientes indias puede ser menos efectivo contra la misma especie en Sri Lanka. Esta especificidad presenta un desafío importante en el tratamiento de las mordeduras de serpiente, especialmente en regiones con diversas poblaciones de serpientes.
La motivación de Friede se extendió más allá de la inmunidad personal; su objetivo era contribuir a una solución global para el tratamiento de las mordeduras de serpiente. Declaró que su misión era “para las personas que están a 8.000 millas de distancia de mí que mueren por mordeduras de serpiente”. Este impulso altruista subraya la importancia de su autoexperimentación y el impacto potencial del antiveneno resultante.
El proceso de creación de antiveneno generalmente implica inyectar a animales, como caballos, con pequeñas dosis de veneno. Los sistemas inmunitarios de los animales producen entonces anticuerpos, que se cosechan y se utilizan como terapia. Sin embargo, la necesidad de una coincidencia específica de la especie siempre ha sido un obstáculo importante.
El equipo de investigación, dirigido por el Dr. Jacob Glanville, buscó identificar anticuerpos ampliamente neutralizantes. Estos anticuerpos se dirigen a las partes de las toxinas que son comunes a clases enteras de toxinas, en lugar de centrarse en los aspectos únicos de una especie específica. Este enfoque ofrece el potencial de un antiveneno más universal.
El Dr. Glanville, al enterarse de la autoinmunización de Friede, reconoció el potencial y se puso en contacto con él. El contacto inicial implicó una solicitud directa de la sangre de Friede, que fue aprobada éticamente, centrándose únicamente en la extracción de sangre en lugar de una mayor exposición al veneno.
La investigación se centró específicamente en los elápidos, una familia de serpientes venenosas que utilizan principalmente neurotoxinas. Estas neurotoxinas paralizan a sus víctimas, lo que a menudo conduce a insuficiencia respiratoria. El equipo seleccionó 19 de las especies de elápidos más mortales, según lo identificado por la Organización Mundial de la Salud.
La investigación, detallada en la revista Cell, identificó dos anticuerpos ampliamente neutralizantes que podrían dirigirse a dos clases de neurotoxinas. Al agregar un fármaco que se dirige a una tercera clase, el equipo creó un cóctel de antiveneno.
Los resultados del cóctel de antiveneno fueron impresionantes. En experimentos con ratones, el cóctel proporcionó supervivencia contra dosis fatales de 13 de las 19 especies de elápidos. Se observó protección parcial contra las seis especies restantes. Esta amplitud de protección se considera “sin precedentes” por el Dr. Glanville.
El equipo ahora está trabajando para refinar los anticuerpos y explorar la posibilidad de agregar un cuarto componente para lograr una protección total contra el veneno de serpiente elápida. La investigación también reconoce que las víboras, otra clase de serpientes venenosas, dependen de hemotoxinas, que atacan la sangre.
Los expertos son optimistas sobre el futuro del desarrollo de antiveneno. El profesor Peter Kwong anticipa el desarrollo de tratamientos efectivos para cada una de las doce clases amplias de toxinas que se encuentran en el veneno de serpiente en los próximos 10 a 15 años.
El profesor Kwong enfatiza la naturaleza extraordinaria de los anticuerpos de Friede, destacando que él “enseñó a su sistema inmunológico a obtener este reconocimiento muy, muy amplio”. Este amplio reconocimiento es clave para el potencial de un antiveneno universal.
El objetivo final es crear un solo antiveneno capaz de tratar todas las mordeduras de serpiente o inyecciones separadas para elápidos y víboras. Esto representaría un avance significativo en el tratamiento de las mordeduras de serpiente.
El profesor Nick Casewell, jefe del Centro de Investigación e Intervenciones sobre Mordeduras de Serpientes de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, reconoció la novedad de la protección informada y la calificó como “una fuerte evidencia” de la viabilidad de este enfoque. Sin embargo, también advirtió que aún se requieren pruebas exhaustivas antes de que el antiveneno pueda usarse en humanos.
Para Tim Friede, el progreso de la investigación es una fuente de orgullo y satisfacción. Siente que está “haciendo algo bueno por la humanidad” y está orgulloso de su contribución. Su dedicación ha allanado el camino para un tratamiento que salva vidas para innumerables personas en todo el mundo.
Un hombre estadounidense, Tim Friede, soportó deliberadamente más de 200 mordeduras de serpiente, desarrollando anticuerpos neutralizantes “sin precedentes” en su sangre, lo que podría conducir a un antiveneno universal para serpientes elápidas. Pruebas en animales muestran una protección prometedora contra múltiples especies mortales, ofreciendo esperanza para un futuro con menos muertes y discapacidades por mordeduras de serpiente, un testimonio de la dedicación de un hombre a la salud global. Investigaciones y pruebas adicionales son cruciales para convertir este descubrimiento innovador en un tratamiento salvavidas para millones.
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