Estados Unidos y China están envueltos en una prolongada guerra comercial, caracterizada por la escalada de aranceles y medidas de represalia. Recientemente, Estados Unidos eximió brevemente ciertos productos electrónicos como teléfonos inteligentes y computadoras portátiles de los aranceles de importación sobre China, lo que generó un optimismo cauteloso en los mercados. Sin embargo, este respiro parece ser de corta duración, ya que el expresidente Donald Trump ha señalado un cambio hacia aranceles más estrictos, particularmente dirigidos al sector de semiconductores y a la cadena de suministro de electrónica en general, lo que podría revertir el reciente cambio de política.
Inicialmente, la Casa Blanca anunció la exclusión de ciertos productos electrónicos de los altos aranceles recíprocos sobre China, una medida que se esperaba que impactara positivamente en los mercados de valores estadounidenses. Específicamente, las acciones de empresas como Apple y el fabricante de chips Nvidia estaban a punto de aumentar después de que los aranceles sobre sus productos con destino a Estados Unidos se levantaran temporalmente durante 90 días. Este anuncio inicial sugirió una posible relajación de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.
Sin embargo, este aparente respiro resultó ser de corta duración, ya que altos funcionarios estadounidenses, incluido Donald Trump, aclararon rápidamente la situación. Trump, en una publicación en redes sociales, afirmó que no había una verdadera “excepción” a los aranceles. Declaró que estos productos aún estarían sujetos a los aranceles existentes, aunque potencialmente bajo una categorización diferente. Esta aclaración inmediata señaló una continuación de la postura comercial agresiva contra China.
Además, la publicación de Trump prometió una investigación comercial de seguridad nacional sobre el sector de los semiconductores y la cadena de suministro de electrónica en general. Enfatizó su intención de evitar que Estados Unidos fuera “tomado como rehén” por otros países, particularmente China. Esto indica un enfoque más profundo y estratégico de la política comercial, que va más allá de los simples aranceles recíprocos para abordar las vulnerabilidades percibidas de la seguridad nacional.
En respuesta a la exención inicial, el Ministerio de Comercio de China consideró la medida como un pequeño paso hacia la corrección de la “práctica unilateral errónea” de Estados Unidos de imponer aranceles recíprocos. Insistieron en la cancelación completa de todo el régimen arancelario. Zhang Li, presidente del Centro Chino para el Desarrollo de la Industria de la Información, destacó la importancia de China para las principales empresas tecnológicas estadounidenses, enfatizando su dependencia de China para la fabricación y la innovación. Esta perspectiva subraya el importante papel de China en la cadena de suministro mundial de electrónica y su influencia en la disputa comercial.
A pesar del optimismo inicial del mercado, el secretario de Comercio de Trump, Howard Lutnick, enfrió rápidamente las expectativas. Declaró que los productos tecnológicos críticos de China, incluidos los teléfonos inteligentes y las computadoras, enfrentarían nuevos aranceles, incluidos los semiconductores, en los próximos dos meses. Estos nuevos aranceles serían independientes de los aranceles recíprocos. Lutnick predijo que estos gravámenes fomentarían la producción de estos productos dentro de Estados Unidos.
Los comentarios de Lutnick aclararon que la exención de los aranceles recíprocos era simplemente un cambio, no una eliminación, de las barreras comerciales. Explicó que los nuevos aranceles se centrarían en las preocupaciones de seguridad nacional, con el objetivo de devolver la producción de estos productos a Estados Unidos. Este cambio de estrategia destaca la naturaleza cambiante de la guerra comercial y el enfoque de Estados Unidos en asegurar sus capacidades de fabricación nacionales.
La actual guerra comercial entre Estados Unidos y China se ha caracterizado por un juego de estrategia al límite que se mueve rápidamente. Los intercambios de represalias han resultado en aumentos significativos de los aranceles, con gravámenes estadounidenses sobre China que alcanzan el 145% y China respondiendo con un gravamen del 125% sobre las importaciones estadounidenses. El líder de China, Xi Jinping, ha declarado que el proteccionismo “no lleva a ninguna parte” y que una guerra comercial no tendría “ganadores”.
La respuesta de China a la escalada de los aranceles ha incluido una declaración de que ignorarían cualquier aumento futuro de los aranceles por parte de Trump, citando los ya altos niveles como limitantes de la aceptación del mercado para los productos estadounidenses. Además, la agencia de Aduanas de China enfatizó la amplia demanda interna del país y sus esfuerzos por construir un mercado diversificado, lo que indica su resiliencia frente a los desafíos comerciales.
El enfoque impredecible de Trump hacia los aranceles ha causado una volatilidad significativa en el mercado de valores estadounidense. El índice Standard & Poor’s 500 ha caído más del 10% desde que Trump asumió el cargo. Sus abruptas reversiones de políticas, incluidos los anuncios iniciales de aranceles seguidos de pausas y exclusiones, han enviado ondas de choque a través de la economía estadounidense.
Las consecuencias económicas de las políticas arancelarias de Trump han sido sustanciales. Los inversores han reaccionado deshaciéndose de los bonos del gobierno, el dólar ha disminuido y la confianza del consumidor se ha desplomado. Esta incertidumbre económica subraya el impacto disruptivo de la guerra comercial en la economía estadounidense.
La senadora estadounidense Elizabeth Warren criticó la última revisión del plan arancelario de Trump, advirtiendo que podría impactar negativamente el crecimiento económico y alimentar la inflación. Caracterizó la situación como “caos y corrupción”, lo que refleja la incertidumbre y las posibles consecuencias negativas de las políticas comerciales en constante cambio.
En el contexto de la escalada de la guerra comercial, China ha estado buscando activamente fortalecer sus lazos con los países vecinos. La visita de Xi Jinping a Vietnam, como parte de una gira por el sudeste asiático, es una clara indicación de los esfuerzos de China por construir alianzas y diversificar sus relaciones económicas.
La reciente exención estadounidense de aranceles a la importación de productos electrónicos chinos es temporal. Trump ha indicado nuevos aranceles, especialmente sobre semiconductores, en uno o dos meses. Este cambio, junto con la escalada de aranceles y la incertidumbre económica, resalta la volatilidad de la guerra comercial y su potencial disruptivo, generando preocupación por el crecimiento económico y la inflación. La situación subraya la necesidad de un marco comercial más estable y predecible para mitigar los riesgos económicos globales.